Interpretar el tarot
Las cartas del tarot simbolizan diversos arquetipos y cualidades que no son intrínsecamente buenos ni malos; simplemente representan diferentes aspectos de la experiencia humana.
A menudo, tendemos a dividir el mundo en categorías bipolares: «sí y no», «bueno y malo», «aquí y allá», «arriba y abajo».
Sin embargo, esta percepción polarizada es, en sí misma, parte del eje de la unidad y la totalidad.
Al definir lo que es «aquí», reconocemos la existencia de un «allá»; ambas partes conforman una misma polaridad que, en realidad, es complementaria.
Podemos decir «somos polos opuestos», pero ¿acaso los polos magnéticos no son el eje longitudinal que mantiene unido al mundo?
De manera similar, en la interpretación del tarot, las cartas que parecen opuestas en realidad forman parte de un todo integrado.
Todos, de forma casi inconsciente, juzgamos constantemente lo que consideramos «bueno» o «malo», correcto o incorrecto, sin tener en cuenta la complejidad inherente a la condición humana.
No obstante, a la hora de interpretar las cartas, un profesional del tarot debe tener presente un magnífico aforismo: «nunca llueve a gusto de todos».
No existe una regla universal para la interpretación, por lo que cada lector de tarot aborda la lectura de un modo diferente, basándose en su práctica, aptitudes, apertura mental y estudios para descifrar el rico y simbólico lenguaje del tarot.
Así, cada interpretación es única y refleja la perspectiva particular de quien realiza la lectura.
En resumen, el tarot nos invita a trascender las visiones dualistas y a abrazar la riqueza de la diversidad y la complementariedad que existe en la experiencia humana.
Cada carta y cada lectura nos ofrecen una oportunidad para profundizar en nuestra propia naturaleza y en la comprensión del mundo que nos rodea.